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ANTECEDENTES

Los caballos han sido utilizados, desde los antiguos griegos, como una ayuda terapéutica, ellos los usaban para aquellas personas que tenían enfermedades incurables. Su primera mención registrada se encuentra en los escritos de Hipócrates que discutieron el valor terapéutico de la equitación.

 

La idea de trabajar en simpatía con un caballo para obtener la cooperación no es nueva, con casos documentados tan atrás como el “Tratado sobre la Equitación” de Xenofonte (c. 430 - 354 aC), que entre otros puntos enfatizó el condicionamiento operante y la confianza sobre el castigo. Desde inicios de los años 70´s en Estados Unidos comenzaron a surgir los primeros “Domadores de Caballos” quienes se dedicaron a observar el comportamiento natural de los caballos para establecer relaciones de confianza entre ellos.

¿POR QUÉ CON CABALLOS?

Los caballos son animales que crecen en manadas. Son extremadamente perceptivos y sensibles, por ello solo responden al liderazgo auténtico y congruente. Los caballos solo nos miran a través de nuestra energía, ellos no distinguen jerarquías o títulos. Ellos reconocen quien estas siendo “aquí y ahora”.

 

93% de la comunicación entre los seres humanos es no verbal, a diferencia del caballo cuya comunicación es 100% no verbal, es por eso que no podemos engañarlos. Ellos no entienden de palabras o manipulación, solo seguirán al líder en el que puedan confiar. Una de las grandes ventajas de trabajar con caballos es que nos permitirán desarrollar ese 93% de nuestro lenguaje.

 

Los caballos nos dan feedback inmediato, reflejan todo lo que está ocurriendo a manera de espejo, es por ello que los resultados son rápidos y profundos.

 

El feedback que recibimos de los caballos es tan directo y honesto que no hay cabida para escondernos. A pesar de que puedes sentirte expuesto, tanto el caballo como el coach son guías compasivos para crear un espacio abierto y seguro para tu aprendizaje.

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